jueves, abril 20, 2006

25 Septiembre, 2005

Al día siguiente partímos hacia el Mont Saint Michael, hora y media de viaje.
No se nos había secado toda la ropa que habíamos lavado, y yo iba con los pantalones, calcetines y camisetas colgadas de la mochila, para que les diera el aire. Para que se secara una camiseta de mi amiga, la coloque en el asiento de delante, colgada, y como era de esperar, se nos olvidó y la perdimos jaja. Lo gracioso es que cuando dejamos la abadía por la tarde, me di cuenta de que yo también perdí una, jajajaja.
Con la mochila que parecía que pesaba 100 kilos, a cuestas, nos adentramos en la abadía, por la puerta por la que todo el mundo sale jaja. Había cuestas con pendientes pronunciadas y eso se convirtió en una pequeña pesadilla. No lo olvido. Llegamos a un lugar donde no había turistas y nos decidimos apear y fumar un ka y comer algo, para dejar las mochilas que descansaran. Nos maravillamos con las vistas. Había arenas movedizas alrededor, no se distinguía si era tierra o agua lo que se veía.
Había dos chicos que tenían pinta de ser españoles, les vimos ya montarse en Rennes. También en Rennes un grupo de dos chicos y una chica de Londres, que nos preguntaron como llegar a la abadía. La tía llevaba el cotarro, se veía. Pero eran un poco vinagres, nos vimos 5 veces en la abadía, y sólo nos saludaron 3!!!jjjaja
Bueno la abadía, increible, qué decir... Ahora los piratas eran los demás, casi imaginábamos bacos que veíamos a través de las "ventanas" que había abiertas en las murallas. Un lugar de cuento. Dentro de la abadía en sí, del edificio, no entramos, valía dinero y había que dejarlo para cuando llegaramos a Holanda ^^.
Después de ver todo aquel curioso lugar, nos fuimos a Pontorson para coger un tren hacia Caen, para verlo por la tarde, y hacer tiempo para llegas a Paris y coger un tren hacia Chartres.
Caen, nos montamos en tranvía, gratis otra vez, yo no entiendo cómo va, pero ahí nadie te dice nada, montas, bajas cuando llegue tu parada. Bueno, al principio tiramos por el sitio erróneo, nosotras íbamos a ver el centro, la zona bonita, el castillo y catedral, etc..
Curioso además, estábamos siguiendo la muralla, para ver el castillo, alrededor de una manzana, y a la vuelta de la esquina el castillo desapareció y la murrala con él. Al final nos dimos por vencidas y fuimos por el otro lado, dando la vuelta. Vimos la catedral, enorme y gótica. Y nos dirigimos otra vez, con la mochila a cuestas, al tranvía, para ir al sitio de origen. Allí vimos salir de un tranvía, a una mujer con el pelo hecho todo una única rasta, que llevaba aplastada y de lado, como la cola de un topo, jajajaja. Oríginal cuanto menos...
En la estación, donde tuvimos que pasar un rato, hasta que saliera el tren hacia pArís, el último de la noche, y había mogollón de gente con ropas raidas y mal aspecto, con cara de no tener si quiera problemas que solucionar.
LLegamos a Paris, de noche, y salimos a la calle, nos vino un hombre a pedir cincuenta centimos, pero no le entendimos... Y nos montamos en el SuperMetro. Yo soy inexperta con esto de el Metro, allí aprendí, y aprendí todo tipo de trucos para viajar gratis je. Llegamos a Montparnasse, otra vez, nuestra conocida estación de 4 plantas, una locura. Y Cogimos nuestro tren hacia Chartres, pasando por Versalles, sin verlo :(.
LLegamos a las 2 de la madrugada a Chartres. Teníamos pensado dormir en la estación de tren, pero resultó que la cerraban cuando llegaban nuestro tren, en eso no habíamos caído, y se nos vino el mundo encima. Había un hombre hablando por teléfono, que había venidpo en nuestro tren. Cuando acabó de hablar, nos miró y se extrañó. No habñia nadie por la calle, solo nosotros tres. El personaje, músico, vividor, hablaba frances, arabe, tuareg, pero no castellano ni inglés, aún así nos entendimos, y nos guió en una ruta turística a esas horas, por todo el pueblo. Nos dijo que a esas horas sólo habia mangantes por la calle, y que era peligroso.
El hombre tendría unos 30 años pasados, era simpático y agradable, y sin ningún interés aparente, nos acompañó y cuidó. El último sitio donde fuimos, a la catedral, de noche, era increible.
Cuando volvíamos a la estación, por hacer algo, el hombre se fue, y no nos dimos ni teléfonos ni nada. Nunca le volveré a ver, pero se que existe. Fuimos hacia la estación, y allí, sacamos los sacos de dormir y nos acurrucamos en una puerta, a la interperie. Pasados 10 minutos ya habíamos conciliado el sueño, y apareció por delante un coche gris, se paró, se fue, y volvió otra vez. Pensé de todo...:s
Eran las cuatro, y lo que menos deseaba era ver a gente por allí, temblaba de miedo. Hasta que por fin vimos aparecer a una persona, y se puso a esperar en la puerta principal. Obviamente eran los obreros que iban a trabajar, como el del coche gris xD (sin comentarios).
En cuanto abrieron la estación, a las 4 y algo, nos metimos dentro, y nos acomodamos en unos incómodos y modernos asientos individuales que había en el recinto, y a dormir. Al lado, cuando me desperté a las 7, había un buen hombre dormido, como nosotras, pero él no iría de viaje a ningún lado...
Y aquí termina un dia y empieza el otro.