jueves, abril 20, 2006

23 Septiembre, 2005

Parece mentira, ya tengo el billete en la mano. Voy a realizar un sueño..... Era mi pequeña meta a corto plazo, y lo he conseguido!
Di un abrazo a mi madre, que se me iba la vida, y a mi padre le despedí en el último momento, desde mi asiento del tren. Próxima estación Esperanza....
Mi compañera subió en la siguiente estación, Burgos, y ambas, con una sonrisa con la que pocas veces se sonríe, en la cara. Íbamos hacía Hendaya, pero dedicimos parar en Donosti a tomar una galagardoak y visitar la playa del Kursal. Allí disfrutamos de nuestro primer txuste del viaje. Mirando el mar.
Paseamos por el casco viejo, tranquilamente, hasta llegar a la Concha, y el embarcadero. Compramos el pan, para cenar esa noche y con la barra entre las cuerdas de la mochila de 45 litros, nos fuimos al Euskotren.
A eso de las 9 de la noche llegamos a Hendaya. Primera parada en tierras francesas.
Fuimos a la taquilla dispuestas a comprar nuestro primer billete hacía París, para luego ir desde allí a la capital de Bretaña, y pagamos nuestras dos primeras novatadas. En la taquilla, había un joven, que nos hablaba en francés, vacilándonos, y por la confusión del idioma, en vez de un billete para Rennes, nos dio un billete para Reims, menos mal que tomando una caña en el bar de la estación, donde nos cobraron 5 euros, nos dimos cuenta entre coñas de que el billete era erróneo, y fuimos a cambiarlo. Al final nos hicimos coleguillas del francés.

Rumbo a París, llegamos hacia las 6 de la mañana, a Montparnasse . Mientras llegábamos, tuvimos nuestra primera visión de la Gran Torre, aparecía como algo inexpugnable. Y no vimos más que la estación por dentro, porque subimos al tren que partía hacia Rennes.
Nos sentamos donde pudimos, molestando con las mochilas, al lado de unos chicos de unos 30 años que venían de fiesta, iban vestidos de traje y con cara de sueño. Rubios y muy poperos. La gente del vagón, eran mayormente turistas, obreros, y playeros. Era 24 de septiembre de 2005. Sábado, las 7 de la mañana.
Bajamos en la estación de Rennes, una aventura de estación, y salimos a la calle. Eran las 8, y a las 9 abrían la oficina de turismo. Paseamos por la ciudad. Peculiar cuanto menos, con canales dobles y dobles puentes, todo de piedra blanca caliza, el ambiente era tranquilo, y era un día soleado. Andando por el centro, por la plaza, un coche rosa se cruzó en nuestro camino, montando escándalo, con latas colgadas, y con un rótulo que ponía: VIVAN LAS MERYS. jajaja...
Como pudimos le explicamos a la chica de la oficina de turismo que no hablaba español, que buscábamos un albergue juvenil, el Aubergue du jenuesse. Nos dio la dirección, y unos mapas e información turística.
Y seguímos paseando, viendo casas de colores, bajas, con vigas de madera atravesándo las paredes, con tejados en punta y de madera. Caidas para un lado, para adelante, para el otro lado, jajaja, toda una variedad, pero parecían estables. Casas de lo más acojedoras.
Vimos también, y bien por casualidad, un puente levadizo medieval, con una torre de piedra al lado, en medio de dos calles. Y a un señor que llevaba un carro de la compra que era uina cesta de mimbre con ruedas. Pasamos por el mercado que había en la plaza de la catedral, compramos unas nectarinas para desayunar y nos dejaron servirnos a nosotras, jaja.
Por fin llegamos al albergue y nos adentamos, nos fuimos a dar un paseo al rio y a disfrutar de nuestro n txuste del camino, sentadas en una plataforma, en un canal, al nivel del agua, y volvimos a la ciudad, cogimos el metro gratis, no vimos ningún sitio donde comprar el billete y nadie nos le pidió, asi que eso hicimos en varias ocasiones.
Caminando por las calles, por todo tipo de callejones, callejas, vimos unos bares al estilo francés, con su toque bohemio, de madera, había uno en especial, que tenia una foto de BB.king, del Che, y de Bob Marley en la entrada, otro que se llamaba Boca Boca, al estilo habanero.... Había además muchos carteles anunciando mogollón de actividades en la ciudad, conciertos, teatro, forums, etc...
Por la noche decidimos qué hacer al día siguiente, y nos fumamos un txuste en el jardín y a la cama. El día siguiente iríamos a Saint Maló.